Él es un poderoso CEO millonario que convirtió el negocio familiar en un imperio. El dinero no le importa, pero la compañía es su vida. Y entonces su excéntrica madre le deja en herencia todo a su pequeño perro.
Soy Vicky, la encantadora de perros (no realmente, pero es lo que mi vecina mayor siempre dice). Cuando ella muere, sorprende a todo el mundo al dejar una corporación que vale millones a su perro, Smuckers. Conmigo como su portavoz.
De repente, paso de manejar mi tienda en Etsy a sentarme en una elegante sala de juntas en Wall Street con Smuckers en mi regazo. Y el hijo de mi vecina, Henry Locke, conocido como El Soltero Más Elegible de Nueva York, mirándome a través de la mesa.
Los rumores dicen que Henry es un genio de los negocios, que es tan talentoso en la habitación como en la sala de juntas. Claro, es hermoso. Sexo en un traje de siete mil dólares. Pero...
Es arrogante e insufrible.
Se niega a escucharme cuando insisto en que no engañé a su madre.
Cree que puede maltratarme, comprarme, controlarme, incluso seducirme.
Henry podría tener a las mujeres de Manhattan comiendo de la palma de su mano, pero estoy harta de los tipos ricos que creen que poseen el mundo.
De ninguna manera su malvada sonrisa me encantará a MÍ fuera de mis bragas.
Su malvada... devastadora... imposible de resistir sonrisa.
Ah, mierda, ¿quién necesita bragas de todos modos?
De repente, paso de manejar mi tienda en Etsy a sentarme en una elegante sala de juntas en Wall Street con Smuckers en mi regazo. Y el hijo de mi vecina, Henry Locke, conocido como El Soltero Más Elegible de Nueva York, mirándome a través de la mesa.
Los rumores dicen que Henry es un genio de los negocios, que es tan talentoso en la habitación como en la sala de juntas. Claro, es hermoso. Sexo en un traje de siete mil dólares. Pero...
Es arrogante e insufrible.
Se niega a escucharme cuando insisto en que no engañé a su madre.
Cree que puede maltratarme, comprarme, controlarme, incluso seducirme.
Henry podría tener a las mujeres de Manhattan comiendo de la palma de su mano, pero estoy harta de los tipos ricos que creen que poseen el mundo.
De ninguna manera su malvada sonrisa me encantará a MÍ fuera de mis bragas.
Su malvada... devastadora... imposible de resistir sonrisa.
Ah, mierda, ¿quién necesita bragas de todos modos?
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