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Bruce Sanders tiene Nueva York a sus pies. Es rico, arrogante, despiadado e insoportablemente guapo. Hay quienes le llaman Lucifer. Toma lo que se le antoja sin importarle qué se lleve por delante.
En algún momento perdió la esencia de lo que era, de quien fue, y se dejó el corazón en el camino. Ahora muchos juran que no tiene.
Livy es un desastre con patas y fan de la cromoterapia. Es despistada, torpe y parlanchina, y esconde detrás de capas de ropa de colores estridentes todas las cicatrices que han marcado su vida.
Livy se echa las manos a la cabeza el día que le anuncian que tiene que ir a hacer las prácticas universitarias a la empresa de Bruce Sanders, un lugar donde ningún becario quiere ir. Un lugar que podría ser el infierno.
¿Cómo se las apañará una chica adicta a la cromoterapia con un hombre al que le gustan los colores oscuros? ¿Qué puede salir de unas personalidades tan dispares? ¿Terminará el implacable Bruce Sanders metido en la maraña de desastres de Livy?
Para Livy y para Bruce Sanders el amor no es una posibilidad y no son héroes románticos, sin embargo, se van a convertir en uno.
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