Sucedió en etapas.
Mi padre se fue.
Mi hermana gemela murió de una enfermedad autoinmune incurable.
Mi madre empezó a sufrir un colapso.
Entonces me diagnosticaron exactamente lo que me quitó a mi otra mitad.
Me di cuenta de que los ojos de mamá se volvían dorados cuando lloraba.
Así que me mudé con mi padre y su nueva familia: nueva esposa, nuevo hijo, nuevo hermanastro.
Kaiden Monroe me hizo sentir normal.
Odiada. Atendida. Detestada. Y... amada.
En algún momento del camino, encontré consuelo en el chico de ojos inquietos.
Pero todo sucede en etapas.
Y nada bueno dura para siempre.
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