Un regalo sorpresa lleva a Alana a Los Viernes de
Pecado, una sala en la que el anonimato es la excusa perfecta para dar rienda
suelta a la lujuria, a las pasiones desenfrenadas y a los contactos
clandestinos. En su primera experiencia en ese local, coincide con un hombre
cubierto por un antifaz de zorro a quien de inmediato identifica como el
compañero de trabajo que la trae de cabeza y, a pesar de su innata timidez, se
deja arrastrar a un excitante laberinto de sexo desconocido para ella.
Pero la cosa se complica cuando la química entre
el zorro y ella entra en combustión, llevándola más allá de lo que iba a ser un
simple encuentro sórdido y furtivo. Poco a poco descubrirá que las apariencias
engañan, y que las cosas y algunas personas no son como ella creía.
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