El conde de Ashbury, Sebastian Taverham, acaba de tomar posesión de su título y tiene que cumplir con las obligaciones que ello conlleva. Tiene treinta y cinco años y está más que preparado para ponerse al timón, no obstante, cuando su administrador le explica que las arcas familiares están vacías y que los prestamistas no tardarán en llamar a la puerta de su casa, Ash -tal y como lo llaman sus allegados- no tiene otra opción que navegar por las aguas infestadas de tiburones del mercado matrimonial para buscar, lo antes posible, a una dama con la suficiente fortuna como para sacarlo del atolladero.
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