JORDAN
Me acogió cuando no tenía a dónde ir.
No me usa, ni me lastima ni se olvida de mí. No me trata como si no fuera nada,
ni me da por sentado ni me hace sentir poco segura.
Se acuerda de mí, se ríe conmigo y me mira. Me escucha, me protege y me ve.
Puedo sentir sus ojos sobre mí en la mesa del desayuno, y mi corazón late tan
fuerte cuando lo escucho ingresar en la entrada de la casa después del trabajo.
Tengo que parar esto. No puede pasar
Mi hermana me dijo una vez que no hay buenos hombres, y si encuentras uno,
probablemente no esté disponible.
Solo que Pike Lawson no es el que no está disponible.
Soy yo.
PIKE
La acogí porque pensé que estaba ayudando.
Ella cocinaría algunas comidas y limpiaría un poco. Era un arreglo sencillo.
Sin embargo, a medida que pasan los días, se está volviendo todo menos
sencillo. Tengo que dejar de pensar en ella y dejar de contener el aliento cada
vez que me encuentro con ella en la casa. No puedo tocarla, y no debería querer
hacerlo.
Sin embargo, cuanto más se cruza mi camino con el suyo, más se vuelve parte de
mí.
Pero no somos libres de ceder ante ésto. Ella tiene diecinueve años y yo
treinta y ocho.
Y soy el padre de su novio.
Desafortunadamente, ambos se acaban de mudar a mi casa.
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