"La felicidad no se trata de cuánto dura, se trata de tener la valentía de sentirla, incluso cuando parece que el mundo se está acabando." Jasmine estaba lista para morir.
Cuando el médico le dijo que su cáncer había regresado, supo que era solo cuestión de tiempo para dejar de existir. Su familia intentó tener esperanza, así que la ingresaron al mejor hospital de la ciudad y se aseguraron de que tuviera las mejores comodidades las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Sin embargo, ella sabía que tenía que prepararse para lo peor.
Comenzó a encerrarse en su propio mundo y se distanció de todos los que la amaban para que no la extrañaran cuando llegara el momento. Su vida se llenó de un bucle continuo de evasió evadía interacciones, evadía apegos, evadía todo lo que la hacía sentir viva.
Hasta que dejó de sentir cualquier emoción.
Pero su vida dio un giro inesperado cuando un nuevo enfermero entró en el hospital, derrumbando lentamente cada muro que había construido alrededor de su corazón.
Su presencia despertó emociones que había enterrado durante mucho miedo, vulnerabilidad, ira y la peor de todas las emociones, el amor. No quería ver la vida de manera positiva, pero él se la estaba poniendo difícil. Sabía que escondía algo detrás de esa sonrisa perfecta, y tenía que descubrir quién era realmente, incluso si eso cambiaba todo lo que había construido a lo largo de los meses.
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