Kirby deseaba una nueva vida, pero el diablo la envió a Caín.
Sabía cuál era mi vocación en la vida desde muy joven. Yo era la encarnación de la muerte. El olor a sangre y ver cómo la vida se desvanecía de los ojos de algo era más delicioso que cualquier postre. Con mi gemelo Abel a mi lado, nos deleitábamos con el dolor de los demás y sabiendo que estábamos por encima de todo. Ni siquiera el FBI pudo cazarnos.
Lo único que no había tenido en cuenta fue a Kirby y la inusual chispa de emoción que creó. Al ser psicópata, sabía que mi gama de emociones siempre había sido limitada. Cosas como el amor, el arrepentimiento y la empatía se me escaparon. Sin embargo, no podía dejar de acosar a la mujer que había despertado mi interés.
Pero todas las decisiones tenían consecuencias, y cazar a Kirby no sólo pondría a prueba mis propias reglas. Tiraría del único vínculo que tenía, y Kirby era el martillo que podría hacer que el mío se astillara.
Para el mundo exterior, tenía una vida que la mayoría diría que era privilegiada, pero para mí, sentía como si las paredes se estuvieran derrumbando y tratando de aplastarme con sus reglas de conformidad. No sabía que mi vida estaba a punto de cambiar para siempre. Un viaje fue todo lo que hizo falta. Una decisión de tomar un camino equivocado llevó a una mirada acalorada que captaría el interés del asesino en serie más notorio que el FBI jamás había perseguido.
Una vez que estuve en sus manos, mi mundo giró sobre su eje, dejándome sin aliento y deseando cosas que nunca podría haber imaginado. Mi mente se convirtió en un campo de guerra entre mi conciencia y mi creciente pasión por un hombre que mi corazón nunca debería desear.
¿Podría amarlo sin importar lo que fuera, o terminaría en el lado equivocado de su espada?
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