Un beso arruinó nuestras vidas.
Pero lo volvería a hacer.
Nueva América del Norte, 2025.
Crecimos juntos. Yo era la hija del banquero y tenía un futuro planeado para mí, y él era solo el chico esclavo de al lado, aquel a quien mis padres me dijeron que no tocara.
Aquel a quien no nombrara pero lo hice. Cuando el mundo lo llamó por un número, yo lo llamé Riven.
Luego llegaron los monzones. Un beso en la casa del árbol de nuestra infancia lo cambió todo.
Nos descubrieron y se llevaron a Riven, lo vendieron a las minas. Estaba destinado a trabajar duro, a ser olvidado, a morir.
Ahora estoy en la universidad, a kilómetros de mi pasado, tratando de ser la chica que mis padres siempre esperaron que fuera.
Pero todo es mentira. No puedo olvidarlo, ni el nombre que le puse.
Pero espero que él lo haya olvidado, y que haya olvidado el mío.
Era eso o maldecirlo mientras viviera, lo cual no debía de haber sido mucho.
¿Bien?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario