De a poco, las piezas se acomodan en la vida de Grecia:
tiene un buen trabajo, alquila un departamento que le gusta, su amiga Anto vive en el mismo edificio y Pachi, su pequeña hija, que tiene un trastorno del espectro autista, progresa día a día.
A Grecia no le pesa ser madre soltera: disfruta la vida con
Pachi, comparte la pasión de su hija por el cielo nocturno, las estrellas, los planetas y todos los matices del color violeta. Los dolores de un pasado muy duro están bajo llave, como también lo está su corazón.
O al menos eso cree, porque cuando Santiago, ese
compañero de trabajo tan carismático y seductor, se cruce en su camino, el viejo sueño de tener un hogar brillará
con más fuerza que todas las estrellas y reclamará su lugar en el rompecabezas que esta joven responsable y encantadora armó con tanto cuidado.
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