Nave desconocida, abandona el territorio Atlas de la Estación Arvex inmediatamente. O mejor quédate muy quieto.
Tez y su silencioso enemigo llevaban meses peleándose, intentando dispararse desde la órbita de Arvex.
Siempre había considerado al intruso como "eso" porque les habían enseñado a evitar la humanidad del enemigo el mayor tiempo posible. Había estudiado sus patrones de vuelo con minuciosidad... quizá un poco obsesivamente. Era un objeto.
Pero entonces su objetivo los envió a ambos a estrellarse contra la superficie del planeta inhabitable que se suponía que debía proteger. Ahora, atrapados juntos en los restos de una estrecha nave de combate, Tez se encuentra cara a cara con su enemigo por primera vez.
El miedo la atenaza, pero no es la fuerza con la que él la sujeta por las muñecas mientras se alza sobre ella lo que le provoca escalofríos. Es la descarga eléctrica que crepita entre ellos, inmovilizándola bajo el peso de su mirada penetrante.
Tez lleva semanas reprimiendo su curiosidad compulsiva sobre quién estaba exactamente en esa cabina enemiga. Ahora, se enfrenta al verdadero... Y él podría ser su perdición.
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