Hice mucho para llegar a este punto, para obtener 42
millones de seguidores. Estaba orgullosa en parte, y en su mayoría no.
Había un grupo de nosotros, todos famosos de internet, y
todos querían entrar, así es como seis de nosotros terminamos viviendo en esta
mansión, con una cámara siempre encendida, el público siempre mirando. Dos
meses y nueve episodios de televisión cuidadosamente escritos que nos darían
más de las tres F que perseguíamos desesperadamente.
Fama. Fortuna. Followers.
Conocía mi papel. Era Emma, la antipática. La villana
oscura con la sonrisa retorcida. El paquete de dinamita que explotaría ante
cualquier posibilidad de una pacífica vida en armonía.
Cash conocía su papel. Era el chico bueno. El adorable. Del
que todos, incluso el miembro más oscuro del elenco, se enamorarían.
Se suponía que solo eran roles.
No se suponía que nada de eso fuera real.
Mi corazón no recibió ese mensaje
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