Supongo que se podría decir que yo era una damisela en apuros y él mi caballero de brillante armadura.
Pero, para ser más exactos, yo era una chica con mucha mala
suerte, y él un tipo con muchos músculos y tatuajes.
Jude "Lucky" Lucketti no era solo un trabajador
de la construcción sexy y sombrío. Era mi propio héroe personal que parecía
estar en todos los lugares correctos y en los momentos adecuados. Como cuando
mi coche se averió y necesité que me llevaran a casa, y cuando me planté en la
acera justo delante de él y me tuvieron que llevar a urgencias.
No fueron precisamente mis mejores momentos, pero sí los
suyos.
Nos hicimos amigos, y no importaba que fuera dieciséis años
mayor que yo. Teníamos muchas cosas en común, como nuestro amor por la música
rock antigua y los coches rápidos de época, y nuestra aversión a las
relaciones.
Cuando se me acercó con una idea loca para ayudarme, no
pude decir que no.
El acuerdo debía ser temporal. Un matrimonio sobre el papel
y nada más.
Debería haber sido fácil, pero no lo fue.
Porque aquí estoy, con dieciocho años, todavía en el
instituto, y casada con un hombre del que se suponía que nunca me enamoraría.
Solo teníamos una regla: no besar a la novia.
Pero rompimos esa regla, y eso selló nuestro destino para siempre.
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