Desde que era tan solo una niña, el destino de Megan MacDonald estaba sellado; un destino que odiaba por estar obligada a unirse al hombre que era su enemigo: Niall MacLeod.
Los padres de ambos habían pactado su matrimonio con la
única intención de que la paz llegara a ambos clanes, pero para Megan, Niall
era y seguiría siendo un enemigo de su clan y, especialmente, de ella. Al no
poder evitar la boda, Megan jura hacerle la vida imposible, y cuando alguien
intenta matar al guerrero, toda la culpa recae sobre ella.
Dispuesta a ganarse la confianza de los MacLeod e intentar
cambiar lo que piensan de ella, Megan hace lo que está en su mano por ellos,
pero los ataques al clan y a Niall se intensifican, poniendo en peligro la vida
de ambos.
Pero lo que realmente hace temblar los pilares de sus vidas es el fuego abrasador que los recorre cada vez que están cerca el uno del otro, sacudiendo su mundo y envolviéndolos en una espiral de pasión de la que les será muy difícil escapar.
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