Ella era humana. Indigna de él. Pero lo peor de todo, ella era su pareja predestinada.
Cormac MacConall, un inmortal sabueso infernal, lleva cincuenta años buscando al asesino de sus padres. El hecho de que haya tardado tanto es vergonzoso. Como alfa de su familia, se niega a volver a casa con sus hermanos hasta haber vengado su muerte. Sin embargo, justo cuando cree que se está acercando a los asesinos, tropieza con una hermosa mujer en medio del bosque.
Meghan Walsh es luchadora, sexy. Pero también humana y por lo tanto, intocable. Sin embargo, no puede evitar tocarla. No hay nada más prohibido y aunque no lo fuera, ella es lo último que necesita en este momento.
Todo lo que Meghan quería era escapar de sus prepotentes tíos y encontrar un lugar al que llamar hogar. Lástima que su último viaje la dejara tirada en el arcén. Y entonces se encuentra con el testarudo pero muy sexy Cormac MacConall. Si entendiera por qué un minuto la aleja y al siguiente la besa sin sentido.
Pero él necesita su ayuda y, mientras rastrean juntos al asesino, Cormac no tarda en darse cuenta de que Meghan puede ser algo más que una distracción: puede ser el arma más letal de su enemigo.
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