Su nombre es Beat y debería odiarlo.
Restringida, con los ojos vendados y golpeada, estoy atada en su sótano,
esperando por los hombres que me despojaron de mi ropa y mi humanidad para
cobrar la deuda de él hacía con ellos. Yo.
Su nombre es Nate y debería odiarlo, pero no lo hago.
No se supone que sepa su verdadero nombre, o lo que es peor, no se supone que
me importe. Para mí no es nada más que los medios para un fin. El plan es
simple: liberarme, recoger las piezas de mi alma rota, matar a los bastardos y
huir.
Su nombre es Nathaniel Thomas Vela y nunca he visto su rostro, aunque escuché
que es hermoso.
Detrás del fuerte y atractivo exterior, hay un silencioso homicida, un asesino
que piensa que las armas son para los cobardes y acaba con la gente con sus
propias manos.
Su nombre no importa, tampoco su rostro, lo que sí importa es mi corazón. Y, en
este momento, tristemente, es de él.
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