¿Qué pasa cuando un alma que no cree en el amor tiene que lograr que alguien se enamore?
Marié Bernasconi nunca creyó en las almas gemelas, los grandes gestos románticos ni en el amor eterno. Quizá por eso, al morir de forma inesperada, recibe un castigo muy irónico: ayudar a los humanos a encontrar el amor verdadero hasta que ella misma crea en él. Si lo logra, podrá descansar, por fin, en paz. Si falla… mejor no pensarlo.
Pero luego de siglos viendo solo el rosa del Limbo, se propone algo imposible: conseguirle el alma gemela a un hombre que no podía llamarse «caballero», escéptico, pero, para su desgracia, cada vez más encantador. Se escucha fácil, ¿no?
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