A Lucy Quinn le encanta el hockey. ¿Qué es lo que no le gusta? La última estrategia publicitaria de su equipo favorito: un club de lectura de novelas románticas sobre hockey diseñado para atraer a más aficionadas. ¿Complacer a las llamadas aficionadas «sedientas»? Eso degrada totalmente el deporte.
¿Lo peor? Han puesto a Bennett Wilder, el delantero estrella, irritantemente arrogante, molesto y guapo, en la portada de este desastre de relaciones públicas como si fuera una especie de novio literario. Qué asco.
Así que Lucy hace lo que cualquier fan apasionado, totalmente racional haría: inicia un boicot.
A Bennett no le encanta ser la imagen de un club de lectura, pero, bueno, es una diversión inofensiva... hasta que descubre que una superfan combativa y malhablada lo está destrozando, y se siente intrigado. Y tal vez un poco excitado.
Así que, naturalmente, se propone callarla, con su encanto, su persistencia y sus manos excepcionalmente hábiles. De alguna manera, siempre consigue que ella olvide por qué estaba enfadada.
Pero a medida que su rivalidad pública se convierte en algo mucho más profundo, Lucy se da cuenta de una aterradora verdad: puede que se esté enamorando del único chico al que juró odiar.
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