Una mentira piadosa nunca hace daño a nadie... o eso creía yo.
Una cita falsa y cada uno seguiría su camino, al menos así me convenció el chico de oro del hockey, Nixon Sinclair. Pero resulta que Nix tenía otros planes.
Ahora estoy saliendo a escondidas con el compañero de equipo de mi hermano, negándome a admitir que es todo lo que quiero pero nunca supe que necesitaba.
Una boca irresistiblemente sucia: comprobado.
Posesivo que derrite las bragas: comprobado.
Lecciones de tacto en el dormitorio: comprobado.
Pero cuando la diversión lleva a los sentimientos, nuestra pequeña mentira piadosa empieza a parecer demasiado real.
Y si no tengo cuidado, al final seré yo la herida.
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