Bri no sabe si le resulta más desconcertante o emocionante que Kole, un guerrero de más de dos metros y medio de altura y con una complexión de gigante, la observe con ojos hambrientos y codiciosos, hasta que los esclavistas que la capturaron la arrojen a su hábitat con él para que se reproduzca. Entonces sabe que se trata de ambas cosas, pero es aún más inquietante encontrarse con que es el objeto de deseo de dos machos de dos metros y medio, sobre todo porque Kole y Dansk parecen estar perfectamente dispuestos a luchar hasta la muerte para decidir cuál de ellos podrá embarazarla.
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