Tatuajes, arreglar coches y su saxofón.
Esas son las únicas cosas que le importan a Stellan
Abernathy: ser el mecánico de coches tatuado de día y el sensual saxofonista de
una banda de jazz de noche. Pero todo cambia cuando un camarero de ojos grandes
capta su atención y se niega a dejarlo ir.
Ahora, en lugar de un público, Stellan sólo quiere tocar
para -y con- Foster.
Volver a casa, empezar de nuevo y recuperarse.
Tras una ruptura que deja a Foster Morgan más aliviado que herido, vuelve a casa con la cuenta bancaria vacía y un nuevo trabajo. Volver a encarrilar su vida es su principal prioridad, pero el destino le ha puesto en el camino pura tentación. ¿El único problema? Foster nunca había estado con un hombre. Ahora, quiere que Stellan cambie eso.
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