Gracias por la diversión… Andre.
Eso es lo que ponía en la nota que había junto a un zumo de
naranja y una magdalena al lado de mi cama. Eso era todo. Ni número de teléfono
ni ningún mensaje.
Ni siquiera sé cual es su apellido o dónde vive.
¿En serio? ¿Casi destrozamos la cama King size de la
habitación de hotel (¡dos veces!) y mi lío de una noche no se molesta en
decirme ni adiós?
Dios, espero no volver a ver a ese idiota nunca más.
Pero parece que el Universo tiene otros planes para mí.
Porque, cuando empiezo en mi nuevo puesto de trabajo,
¿quién es mi nuevo jefe?
Exacto, mr. Estoy-buenísimo-y-lo-sé.
Sería más divertido que me sacaran una muela que ser su
asistente.
Es frío, arrogante y exigente, y nada de lo que hago parece
suficientemente bueno para él.
Si no necesitara el dinero desesperadamente, renunciaría
ahora mismo.
Eso es hasta que… pasa lo impensable.
Cuando el quinto test de embarazo muestra dos líneas, debo
enfrentarme a la verdad:
¡Estoy embarazada de mi jefe!
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