Como hijo del Don, se esperaba que hiciera lo que me
dijeran, incluso si eso significaba eliminar a los que amaba. Nadie traiciona a
la mafia y vive para contarlo a menos que, por supuesto, finjan su propia
muerte.
Me fui en la oscuridad de la noche y empecé una nueva vida
en un rancho en Texas.
Nunca pensé que enamorarme de mi cocinera fuera lo que
llevaría a la mafia hasta mi puerta… o que no sería a mí a quien buscasen.
Cuando ella desapareció, sabía que haría lo que fuera necesario para traerla de
regreso.
Lo que fuera.
Salvarla de ellos fue mi acto final de redención.
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