Despertar en Las Vegas nunca debió haber sido así.Los
planes para la celebración del vigésimo primer cumpleaños de Evelyn Thomas en
Las Vegas eran grandes. Enormes. Pero jamás se hubiera imaginado despertar en
el suelo de un baño, con una resaca que competía con la peste negra, un
semidesnudo y muy atractivo hombre tatuado y un diamante en su dedo lo
suficientemente grande como para asustar a King Kong.
Si sólo pudiese recordar cómo sucedió todo.
Si sólo pudiese recordar cómo sucedió todo.
Una cosa era cierta, estar casada con el hijo predilecto
del Rock and Roll seguro sería un paseo salvaje.
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