Se dice que los hombres-bestia de las montañas Urgal eran
una raza que en el pasado había sido deformada por la magia de la alquimia
oscura. Para Rose Almander no son más que historias para asustar a los niños y
a los ignorantes. Como mujer culta y alquimista de la Orden, tiene más cosas de
las que preocuparse que de los monstruos ficticios que acechan en las montañas
boscosas. Como, por ejemplo, mantenerse al amparo de la semi-oscuridad de otros
magos trabajando como perfumista. Aunque no es lo que ella hubiera soñado y
para lo que se ha entrenado, la moneda es suficiente para calmar su magullado
ego.
Sin embargo, cuando la reina le encarga la creación de una fragancia para
embrujar, Rose debe obtener la Rosa Forial que sólo crece en las profundidades
de los bosques de las montañas. Con una fortuna prometida y sin nadie
disponible para conseguirla, y con su propia vida en juego en caso de fallar,
Rose debe enfrentarse a la naturaleza y a un monstruo de leyenda que no se ha
visto en generaciones.
Los lupis fueron creados para ser guardianes, los lobos de la montaña que se
decía separaba los mundos. Allí, el alquimista oscuro reinó una vez, su arte
caótico mantuvo el equilibrio entre los mundos. Cuando llegó el momento de que
el mago abandonara la morada que construyó, entrenó al primero de los lupis,
Saris, en las artes para que su sucesor fuera encontrado y preparado para
gobernar la montaña. Al pasar los siglos sin heredero, la presencia de un mago
en el bosque es recibida con grandes expectativas por parte de Saris. Pero es
un camino peligroso para la hembra. Debe demostrar su dominio con su magia para
que los lupis se sometan. Sólo entonces podrá unirse a la montaña como su
reina. Saris debe empujarla, castigarla y consumirla para que pueda levantarse
y ocupar su lugar en el trono del alquimista. Sólo entonces la servirá a ella,
su amante y amada oscura.
Rose fue capturada por una bestia, pero él descubrió el monstruo que llevaba
dentro.
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