Daniela.
Nunca fui una hija amada.
Solo una preciada posesión que debía guardarse en una jaula dorada hasta que mi
padre estuviera listo para comerciar.
Era mi deber, tallado en piedra y escrito con mi sangre, que un día mi virtud
fuera cambiada por una alianza.
Y ahora, ese día ha llegado.
Gian Silvestro, heredero del imperio Silvestro, me aceptará como su esposa y
sellará mi destino con un beso que encierra mil promesas. Pero para él,
nuestros votos solo significan una cosa...
Estoy atada a él... y encadenada a su odio.
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