Para Ian Douglas McGregor, el deber y el honor están por
encima de su propia felicidad, por lo que acatará la orden para desposar a Mary
Penword sin poner impedimentos. Lleva varios años esperando el momento de hacer
honor a su promesa, pero Mary no es una dama sumisa ni obediente, es una
fierecilla de ojos grises, con cabellos de fuego, y que se opone al matrimonio.
Lady Penword es intrépida, osada, y sabe desde niña que
tiene que desposarse con el hijo del laird Brandon McGregor, sin embargo, a
ella no le gusta el frío del norte, ni el carácter rudo de los escoceses, por
eso tratará de cambiar el rumbo de su destino pues Ruthvecastle representa todo
lo que su corazón rechaza, y, aunque los besos abrasadores de Ian encienden su
sangre, Mary tratará de resistirse.
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