
Pero no del País Vasco, sino de tan arriba del mapa que ni
le entienda cuando, entre besos húmedos y apasionadas caricias, me susurre
cosas como «Mo ghraidh» o «tha gaol agam ort»… Las fanáticas
de Outlander sabéis por dónde voy…
Yo lo que quiero es un highlander para mí solita.
Y resulta que cuando lo encuentro, pues que sí, que me
mantiene todo el jardín en flor, pero también es un mentiroso y un manipulador.
Así que aquí estoy, en un nuevo trabajo que me va a costar
la salud, con una novela a medias, y muy desatendida en ciertos aspectos que
ahora que los he catado, me parecen esenciales. Y encima lo estropeo todo
enamorándome de ese escocés de pacotilla
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