Dirigiendo al cártel de droga que heredó de su padre, Andrés Maldonado era conocido en Barichara, Colombia, como: dueño del miedo. Dueño del miedo.
Solitario y tan atractivo como perverso, ocupaba sus noches con orgías y buscaba en mujeres al azar un sentimiento mayor que la lujuria momentánea, quería algo que pudiera calentar su frío corazón. Sin embargo, fue a la luz del día cuando una joven con una vena salvaje lo encendió, cuando casi lo atropella como nadie se atrevía en la ciudad.
Luz Ramírez vivía en la calle desde que quedó huérfana. A los diecinueve años, se encontraba entre días y noches de desesperación, sin saber cómo serían las siguientes horas de su vida. En un giro del destino, a pesar de que nunca había sido tocada por un hombre, acabó en el burdel de Alba Caldeiron, siendo subastada como virgen por el temido mafioso de la ciudad, al que antes se había enfrentado sin saber quién era.
Él no la tocaría si ella no quería y así llegaron a un acuerdo.
Y con esta unión acabaron teniendo que lidiar con un intenso deseo, sentimientos reprimidos y un acuerdo para mantener relaciones sexuales sin ataduras.
Es más, a medida que convivían, fueron desentrañando una maraña de secretos y tramas que se mantenían en secreto y que pondrían en peligro al cártel de Los Maldonados.
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