Jessica tiene éxito y ha olvidado quién es.
Pablo persigue un sueño y lo encuentra en un ascensor.
Las casualidades no existen, el destino sí.
El pasado imperfecto de una relación puede durar mucho tiempo, pero siempre hay un presente continuo por descubrir, y entonces las emociones vuelven: miedo, deseo, locura, necesidad...
El amor, como la vida, es lanzarse al vacío con los ojos cerrados.
El presente continuo y el pasado imperfecto se unen para hacer de la historia de Jess y Pablo la más bonita del mundo.
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