El jeque Hassan Khan Al-Abadi no tenía intención de volver a casarse; tras perder a su primera esposa a causa de una terrible enfermedad, dedicó su vida al pueblo de Sahra, el Emirato que gobernaba, a su hija pequeña y al sueño que había heredado de su padre, llevar la modernidad a Oriente.
Director general de un importante promotor inmobiliario responsable de urbanizaciones en toda Arabia, veía llegar la modernidad con cada nuevo edificio.
Hassan no esperaba que una mujer extranjera se cruzara en su camino y fuera como un destello de sus sueños. Le invadió un sentimiento abrumador que le demostró que podía volver a involucrarse, pero esta vez con una mujer de su elección.
Cuando Rosimeire ganó un viaje a Dubai, no esperaba convertirse en el blanco de los deseos de un hombre poderoso. No quería involucrarse con alguien de una cultura tan incompatible con la suya. Sin embargo, el jeque no la abandonaría.
Hassan estaba dispuesto a todo para hacerla suya.
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