Duncan McPherson no pensaba buscar esposa, no volvería a
forjar una alianza sin que hubiese amor de por medio. Por eso, cuando acudió
por mandato del rey a la reunión en tierras del clan MacLaren jamás imaginó
sucumbir a ese sentimiento de una forma tan inmediata. Nada lo preparó para
aquella muchacha que lo tiró al barro, hirió su orgullo y se metió bajo su
piel.
Elisa MacLaren creía que era feliz hasta que conoció a
Duncan McPherson y trastocó todo su mundo. Cuando una madre ausente, a la que
no veía desde hacía años requirió su ayuda, Elisa no pudo negarse aunque eso
significase aceptar la ayuda del Highlander que por primera vez en su vida hizo
que deseara romper sus propias promesas.
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