De vez en cuando, justo en medio de una vida ordinaria, el
amor nos da un cuento de hadas.
Vi esa cita de cuentos de hadas bordados en un cojín decorativo en una tienda de decoración de hogar. Honestamente, me molestó. Propaganda dirigida a promover las ventas cuando cualquier chica soltera de la ciudad podría decirles que venderían más si ofrecieran unos que dijeran Mantén los pantalones puestos, idiota.
Pero está bien. De todos modos no tengo espacio para cojines decorativos. Y no tengo tiempo para distracciones. Que es por lo que estoy ignorando la distracción que me observa en este momento. El que parece que pertenece a una campaña publicitaria. El que tiene los labios carnosos y sonrisa engreída. El que se niega a mirar hacia otro lado, incluso cuando le doy mi mejor ceño fruncido.
El que se dirige en mi dirección. Ahora mismo.
Vi esa cita de cuentos de hadas bordados en un cojín decorativo en una tienda de decoración de hogar. Honestamente, me molestó. Propaganda dirigida a promover las ventas cuando cualquier chica soltera de la ciudad podría decirles que venderían más si ofrecieran unos que dijeran Mantén los pantalones puestos, idiota.
Pero está bien. De todos modos no tengo espacio para cojines decorativos. Y no tengo tiempo para distracciones. Que es por lo que estoy ignorando la distracción que me observa en este momento. El que parece que pertenece a una campaña publicitaria. El que tiene los labios carnosos y sonrisa engreída. El que se niega a mirar hacia otro lado, incluso cuando le doy mi mejor ceño fruncido.
El que se dirige en mi dirección. Ahora mismo.
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