
Robada de su vida mundana y ordenada, fue drogada y
despertó a la peor pesadilla de toda mujer.
Con sólo cuatro paredes mugrientas del sótano y un colchón
rancio, pierde la noción del tiempo y preserva lo poco que queda de su dignidad
al lanzarse en la seguridad que le ofrece su mente. Los hombres, las palizas,
van y vienen sin reacción, hasta que ella escucha una palabra que envía un
escalofrío ártico a través de su cuerpo. Vendida
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