Un temor gélido se apoderó del corazón de Gemma Montague mientras miraba a los piratas que se acercaban. Su capitán estaba muerto, el teniente a cargo era un inútil y los piratas estaban cerca.
Después de pasar años estudiando batallas navales para
complacer la pasión de su padre por ese tema, Gemma sabía que este pirata era
muy competente o muy estúpido, como para atacar a un barco mucho más grande.
El capitán Jack Malloren no era estúpido; sabía cómo detectar presas heridas, y
el buque de guerra británico estaba en desventaja. Pero no esperaba encontrar
un desafío, particularmente no en la forma de una hermosa rosa inglesa.
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