Laura es una rebelde. Valora su independencia y libertad
por encima de todo. Sin embargo, sus padres son todo lo contrario, valoran la
disciplina y una vida normal, y desaprueban su forma de vida poco ortodoxa.
Aunque es adoptada, porque sus padres no han podido tener
hijos, nunca ha sentido la menor inquietud por conocer a sus padres biológicos,
y se siente una hija amada por sus padres adoptivos.
En busca de nuevas experiencias, decide vivir en un pequeño
pueblo para practicar surf y estar en contacto con la naturaleza.
Todo va bien y la vida es buena.
Pero todo su mundo se quiebra cuando aparece un hijo de su padre, fruto de una relación de una noche antes del matrimonio.
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