Roxy Cumberland se traslada a Nueva York con la intención
de lograr su sueño de ser actriz, pero nada es tan fácil como parece… Para
colmo su cuenta bancaria disminuye día a día y ya no consigue ni llegar a fin
de mes. Así que ante su desesperación por conseguir algo de dinero, decide
apuntarse a un trabajo que consiste en “cantar telegramas” -la gente envía
telegramas originales a alguien a modo de actuación-.
Su primer cliente es Louis McNally, un joven abogado al que
su ligue de una noche le envía un telegrama cantado para reírse de su
masculinidad. Por si el tema de la canción no fuera suficientemente humillante,
Roxy tiene que ir vestida de conejita, ¿de verdad le está pasando esto a ella?
A pesar de una situación tan cómica, bromean y la tensión
sexual y la complicidad entre ellos es evidente…
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